Se las conoce como tintas acuosas, base agua o autorreticulantes, y el agua es la base de su composición, a la que se han incorporado tintes o pigmentos.
Los tintes tienen colores muy vivos y son económicos pero pierden color rápidamente, los pigmentos son más caros pero son más resistentes al paso del tiempo siempre que se den las circunstancias correctas de conservación. Las tintas de calidad fotográfica elaboradas con pigmentos mantienen los colores incluso durante un siglo o más si la impresión se conserva alejada de la luz del sol y sustancias contaminantes.
Las impresoras de tinta acuosa utilizadas para la fotografía pueden utilizar muchos colores de tintas.
Las tintas acuosas no son tóxicas durante el proceso de impresión y tampoco después. Son inodoras, a diferencia de algunos disolventes. Sin embargo para disfrutar de la mejor calidad de impresión es imprescindible aplicar un recubrimiento especial a la superficie para facilitar la absorción de la tinta y evitar evitar la migración de la tinta cuando el agua se haya evaporado. Este proceso incrementa su precio cuando se compara con las tintas solventes o tintas UV.
APLICACIONES
Este tipo de tintas se utilizan principalmente para papel y cartón. Los posters, fotografías, material artístico, publicidad en puntos de venta, carteles y señales de interior, lienzos pretratados, corrugados, materiales en los que las tintas no pueden ser tóxicas, por ejemplo embalajes para alimentos. La mayoría de impresoras inkjet domésticas utilizan tintas acuosas.
Estas tintas no son adecuadas para aplicaciones en el exterior y tampoco para imprimir sobre material no absorbente (aunque existen láminas, plásticos e incluso metales de poco grosor que incorporan un recubrimiento especial para la captación de tintas inkjet).
Las impresoras que utilizan este tipo de tintas son impresoras con alimentación por bandeja de hojas o con rollo de papel, con cabezales térmicos o piezo eléctricos.